domingo, 13 de mayo de 2012

La apuesta


Estos meses, en Valencia, he conocido a unos amigos majísimos. Una de las chicas del grupo, Omayra (que es psicóloga como yo -aunque he de admitir que con bastante más vocación-) presentaba un patrón "curioso" a la hora de quedar con nosotros.

El caso es que Pablo, Alfredo y yo nos dimos cuenta de que ella, que vive en Turia, siempre intentaba que quedásemos lo más cerca posible de su casa. Que, cuanto más cerca de Turia quedábamos, más probabilidades había de que ella viniese con nosotros. Así que elaboramos "el mapa de Omy", delimitando cada uno nuestro radio para ver "cuánto era capaz de alejarse de su casa para quedar con nosotros". Las reglas de la apuesta eran las siguientes:
  1. Cada participante (Pablo, Alfredo y yo), eligiríamos un radio (cuyo punto de partida sería la casa de Omy), delimitado por zonas o establecimientos claves. Así, Pablo elgió como Límites El Carmen y la Plaza del Tosar (ganaba básicamente, si omy se quedaba en casa o salía muy cerca); Alfredo la Plaza de toros, y yo el Parque del Oeste (la zona más alejada de casa de Omy. Como nadie consideraba muy probable que se alejase, si iba al menos hasta el parque del Oeste o más lejos, ganaba yo).
  2. La idea era intentar "gradualmente" quedar cada vez más lejos de Turia. En el momento en el que hubiese tres negativas seguidas a quedar por parte de Omy, la apuesta se daba por finalizada, y ganaba aquel en cuya "zona" hubiese quedado Omy la última vez. Por otra parte, si consegíamos que Omy llegase hasta el parque del oeste, o más lejos, ganaba yo automáticamente y la apuesta finalizaba. 
  3. Para que se considerase que Omy había acudido a determinado lugar dentro de los radios delimitados, teníamos que estar presentes los tres apostantes: Pablo, Alfredo y yo. Si cualquiera de los tres no estaba, no se consideraba válida la quedada de ese día.
  4. Para considerar válido el desplazamiento, Omy debería acudir allí a pie o en transporte público. Si la llevaban en coche (como cuando fuimos a los láseres), no contaba. 
  5. Cualquier intento de saboteo de quedadas (para evitar que Omy se desplazase, circunstancia que habría resultado muy conveniente para Pablo), conllevaría la exclusión de la apuesta del saboteador.
  6. El premio serían 3 chupitos de Jüggermaister, uno para cada uno, de los cuales pagaría 2 el perdedor y 1 el segundo clasificado.

Esta era la esencia de la apuesta. Al principio los acontecimientos se desarrollaron de forma muy prometedora para Pablo, con Omy resistiéndose a salir o proponiéndonos quedar en su casa. ¡Hasta que salió en mi ayuda Ben&Jerry's, con su día del helado gratis! Y claro, ¿quién iba a resistirse a tomar un montón de helados sin pagar un céntimo? Les propuse que quedásemos ese día (3 de Abril) en el Saler (que está, como quien dice, en la otra punta de Valencia con respecto a la casa de Omy), y allá que nos fuimos todo el grupo... ¡los tres apostantes y Omy incluídos! Y, ni que decir tiene, que gané ^^.

Y ayer, Alfredo nos recordó que teníamos pendiente nuestro premio a base de Jüggermaisters, así que nos fuimos al Carmen a por estos chupitos, bastante buenos a mi parecer (dejaban un regusto a Anís). Y, ya que estábamos allí, nos quedamos a hablar de nuestras cosas y a tomar algo más. 

1 comentario:

Entendemos que al publicar su comentario, ud. Jura solemnemente lealtad a la casa Lannister. Bien hecho.