Ceniza
El pajarito estaba muy espabilado, pero aún no volaba; por lo que al ser una zona con muchísimos gatos callejeros me pareció que lo mejor era traernoslo a casa hasta que estuviese en condiciones de sobrevivir. Bueno, la verdad es que lo de los gatos fue la excusa, porque estaba deseando adoptar un pajarito (ya lo había hecho varias veces con gorriones, en incluso con el verderón, con buenos resultados casi siempre). Le pedí a Pablo que le pusiera nombre y lo bautizó "Ceniza" (no por el secuaz de Haliax, sino por el color de las plumas).
Instalamos al recién llegado en una caja que en su día contuvo libros de Ecol, y hasta ahora le estoy alimentando a base de papilla de bizchocho y patata cocida (después le meteré alguna fruta y yema de huevo, que le convendrá). Y, de momento, parece que se está acostumbrando.
La lástima es que me ha pillado en un momento en el que no me lo voy a poder quedar; en dos semanas me marcho de Valencia y en casa de mi madre ya tenemos 2 pájaros... 3 cuando me lleve a Félix, el canario (ya os hablaré otro día de la odisea del viaje a Bilbao con el pajarito). Pero, si tuviese casa propia... sería estupendo tener un mirlo. Sobre todo en caso de que sea macho, porque cantan bastante bien, y ¡son tan graciosos, con sus ojos saltones y el contraste con el pico tan amrillo! Ya tuve una vez uno de la variedad metalizada, precioso, pero hubo que llevarlo a Miranda cuando nos mudamos de casa... ¡una lástima! Pero bueno, algún día conseguiré otro, o al menos pondré todo mi empeño en hacerlo.
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